La puntualidad lo es todo para el proveedor de materiales para la construcción Sto. Para lograrlo es imprescindible disponer de unos datos fiables acerca de las materias primas y los productos acabados. Ahora, el instrumento de medición de nivel radar VEGAPULS 69 suministra los valores de medición de los silos.
El revoco se aplica en las fachadas como una capa protectora. Para ello, no solo se procura que el edificio tenga el color adecuado y la superficie quede con una estructura determinada, sino que la protección contra las condiciones climatológicas también desempeña un papel decisivo. Los productos de Sto de Stühlingen, Alemania, se utilizan con éxito para el aislamiento de fachadas. De 1965 a 2015, los sistemas de aislamiento de fachadas Sto han ahorrado una energía calorífica equivalente a 85 mil millones de litros de petróleo. De modo que se han dejado de emitir aproximadamente 264 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
En el tema del revoque deben tenerse en cuenta las distintas zonas climáticas, las normas de tratamiento y de construcción, así como las ideas de los arquitectos y las empresas de construcción. Así que no es de extrañar que la empresa cuente con unos 30.000 productos distintos en su gama. La sede de Sto en Tollwitz suministra productos secos en el norte y el centro de Alemania, por ejemplo, pegamento y materiales compuestos, a los que posteriormente se aplican los colores o el revoco para el aislamiento de las fachadas. El suministro de materias primas y el transporte de los productos acabados debe ser rápido.
Un inventario fiable
Para la planificación, es necesario saber de forma precisa qué materias primas están disponibles en qué cantidades y cuándo; y lo mismo ocurre con los productos acabados. A pesar del impresionante tamaño de la empresa, el almacén tiene sus límites. Los productos se colocan en distintos silos. Los silos de materias primas como la arena y el cemento se almacenan en el exterior, mientras que los silos de los productos acabados se encuentran en el edificio adyacente. Para llevar un registro del inventario, los silos se equiparon con células de carga. Sin embargo, la medición no era siempre fiable. Las diferencias de dos o tres toneladas estaban a la orden del día. El problema era el elevado peso propio de los silos, de más de 100 t. Cuando se cargaban, a menudo había imprecisiones con respecto a la medición.