El vapor es un negocio ardiente: como elemento flexible, estéril y seguro, es un portador de
energía térmica de alto rendimiento, que parece predestinado a procesos de gran consumo energético. El vapor saturado, como el que utiliza DSM, transporta 24 veces más energía que la misma cantidad de agua caliente. En este caso, la eficiencia del
sistema de caldera de vapor depende de la regulación del nivel. Si se desea explotar la cantidad óptima de energía disponible, se necesita una evaluación continua de los procesos en curso.
En su sede suiza de Visp, la empresa DSM, que está especializada en
aditivos alimentarios, obtiene el 30 % de la energía que necesita para sus procesos mediante la generación de vapor. La incineración de residuos se realiza con las típicas etapas de proceso e incluso mediante complejos tratamientos de los gases de combustión. La cámara de combustión, que suministra la energía para la caldera de vapor, ocupa tres plantas del edificio de DSM. Mientras, los 190 °C del interior de la caldera producen vapor saturado a 13 bares (g) y permiten que el volumen específico del agua aumente en un 15 % en comparación con la presión atmosférica. Según los parámetros predeterminados y fijos, los valores de nivel que deben compensarse con los procesos conectados se monitorizan minuciosamente en la caldera.